La gripe y otras enfermedades producidas por microorganismos
El responsable de la gripe es un virus. Los síntomas más comunes son:
- La enfermedad comienza con fiebre elevada (39 o 40 grados) y dolor de cabeza.
- Dolor detrás de los ojos con enrojecimiento y lagrimeo.
- Dolores musculares en las pantorrillas, en la región lumbar y en el abdomen.
- Catarro de las vías respiratorias acompañado de una tos seca que puede llegar a ser muy molesta, apareciendo algún esputo mucoso.
- Catarro de la mucosa nasal con dificultades para respirar.
- Pérdida de apetito y a veces náuseas, pero no vómitos.
En la tabla siguiente puedes ver cuatro ejemplos de enfermedades comunes ocasionadas por distintos tipos de organismos.
Sin embargo, no todos son malos, algunos son necesarios para nuestra existencia, como por ejemplo:
¿Cómo nos defendemos de los microorganismos?
No podríamos sobrevivir a la acción de los microorganismos si no dispusiéramos de un sistema de defensa que destruya y erradique a estos seres. Esta función la lleva a cabo el sistema inmunológico.
Estas células se producen en la médula ósea de los huesos y en el timo y “patrullan” por el medio interno y la sangre. Pueden ser de dos tipos:
- Los leucocitos que “devoran” a los virus y bacterias.
- Los linfocitos producen sustancias químicas llamadas anticuerpos que se unen a lomicroorganismos y los matan, o bien destruyen las células infectadas.
Una vez que hemos pasado una enfermedad de este tipo, las células del sistema inmunológico son capaces de recordar al microorganismo y reaccionar rápidamente ante una nueva infección. A esto se le llama inmunidad adquirida. Pero nuestro cuerpo, que es muy sabio, tiene, además una protección natural para evitar la entrada de estos microorganismos. Es la llamada inmunidad natural. Por ejemplo: la piel, la superficie de los ojos, el conducto auditivo, las fosas nasales…
¿Qué son las vacunas?
Las vacunas son compuestos elaborados por los microorganismos que producen la enfermedad, en pequeña cantidad o producidas artificialmente en laboratorios.
Cuando administramos las vacunas, nuestro organismo reacciona como si se produjera una infección real. Los linfocitos identifican los compuestos suministrados en la vacuna como un ser extraño y crean anticuerpos, pero al no existir el microorganismo no tiene lugar la enfermedad. Lo que sí se consigue es que nuestros linfocitos aprendan a reconocer estos compuestos. De esta forma cuando seamos infectados por el virus o la bacteria la respuesta será rápida y eficaz, evitando la proliferación de los mismos y el desarrollo de la enfermedad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario